lunes, 22 de marzo de 2010
Ciudadano Juan Carlos Borbón, permíteme te tutee
Aclarar en primer lugar que no soy monárquico, pero si lo
fuese, jamás apoyaría a un monarca que ocupa un lugar
que no le corresponde. Y no le corresponde en primer
lugar, porque los españoles fueron abandonados a su
suerte por un antepasado suyo. En segundo lugar tú fuiste
impuesto a los españoles por Franco y jamás has sido
elegido por el pueblo.
Partiendo de esta aclaración, ciudadano Juan Carlos Borbón, me dirijo a ti como otro ciudadano español. Me amparo en la Constitución española y en la libertad de expresión que en ella me ampara. Como no te considero mi rey, para nada, no soy vasallo, tampoco tengo dueño ni señor. Este y no otro es el motivo por el que te hablo de tú, de igual a igual, como dos ciudadanos que se encuentran por la calle.
No considero que el hablar de tú a otra persona sea una falta de educación o respeto. Educación que no me va a faltar durante mi artículo. También es cierto que con mucho gusto te faltaría al respeto, pero no lo voy a hacer; te faltaría a ese respeto, ya que para mí no se le debe tener respeto a otra persona que no se gana éste respeto a pulso. Como cristiano que sí lo soy, no solo NO te mereces mi respeto, si no que te mereces mi mayor DESPRECIO. Para este desprecio no voy a ampararme en los mandamientos de la Iglesia Católica, concretamente en el 5º, NO MATARÁS.
Me amparo en las leyes vigentes en España, en las que se considera también culpable a todo aquel que es cómplice de asesinato. Y con la firma y sanción de la actual Ley del aborto, tú te has convertido en cómplice de todos los asesinatos de fetos que se cometan a partir de la entrada en vigor de dicha Ley. No me vale como excusa los vacíos legales y recovecos que en la actualidad tiene nuestra Constitución (traje hecho a la medida de demasiada gente, entre los que te incluyo), me valen las actitudes, esas que has sabido elegir cuando han sido de tú interés y que en este momento con tanta rapidez olvidas.
No solo las raíces de España son cristianas, también lo son las de toda Europa. Con tu actitud dejas en desamparo a todos los millones de españoles que son cristianos, practicantes y no practicantes, pero que llevan en su sangre esas raíces cristianas, por esa sangre roja que corre por las venas de cualquier ser humano, aunque está claro que posiblemente tú te acojas a que por tus venas corre sangre azul.
Al final de mi artículo añadiré una carta que ha sido escrita por una ciudadana española y dirigida al Palacio de la Zarzuela. Espero y confió que al menos tengas dignidad para dar respuesta a la misma, de no hacerlo, puedo asegurarte que me dirigiré de nuevo a ti y en esa ocasión lo haré en otros términos.
Solo me resta sacar de esa carta (no de su contexto) algunos párrafos incluidos en la misma: “mi hogar no puede estar presidido por la foto de un monarca, supuestamente católico, que avala, con su sanción, una ley desmedida sobre el aborto”…..
“en otras ocasiones puntuales y no tan lejanas, algunos atajos para bordear asuntos que tampoco contempla la Constitución”…….
“en una desafortunada ocasión, sentó el precedente de elogiar la gestión y personalidad de un presidente de gobierno, como el Sr. Zapatero, que demuestra querer gobernar sólo para los suyos, y que ha polarizado peligrosamente a todos los españoles”……
“durante un discurso navideño, aquello de “hablando se entiende la gente”, en relación con la vergonzante y traidora negociación entre nuestro Gobierno y ETA”……
“me permito indicarle que no pierda de vista el día que un gobierno antiespañol, como el actual, ponga en su punto de mira a la Corona, porque el Sr. Zapatero ya ha demostrado que no se le oscurece nada a la hora de dar satisfacción a los suyos”……
“os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra ....... elegisteis el deshonor, y además tendréis también la guerra”……
Creo que estos párrafos son unas buenas prendas para retener en tu memoria. No obstante y por si no te ha quedado claro, tengo el placer de dejarte un par de prendas más. Aplícatelas.
Tener la conciencia limpia...... es signo de mala memoria.
Si no puedes convencerlos,...... confúndelos.
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TE AÑADO ESTE TEXTO, DE PARTE DE JOSÉ LUÍS DE VALERO.
Ciudadano Borbón de los cojones. Este post te llega DESDE EL INFIERNO , o sea que está ardiendo. Y al loro, que yo no me caracterizo por ser tan educado como lo es mi colega ESVERITATE. A mí, tanto tu persona como tu reinado me la traen al pairo. Concretando: Que me cisco tanto en ti, como en tu pajolero reino de chichinabo. Cuando se habla con un truhán de tu calibre, uno no puede irse por las ramas ni con buenos modales.
Sobre todo en lo que yo pueda cagarme, me cago en la Ley Orgánica 3514 2/2010 de 3 de Marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.
Igualmente me cisco en tu mandato mediante el cual obligas a todos los españoles a guardar y hacer guardar ésta, tu puta ley.
Tanto tu mandato como tú firma me los paso por el forro. Y a ti también.
En cuanto a la sabandija que al final del documento adjunto, de igual modo rubrica con su firma dicha ley, otro tanto de lo mismo. Me vuelvo a cagar en él como llevo haciéndolo desde hace un año, porque ZP no deja de ser un cadáver político en pleno proceso de putrefacción.
Más hoy mi cagalera no tiene límite. Defeco y evacúo en la Iglesia Católica mi más profundo desprecio, cuando en la Conferencia Episcopal Española, con relación a dicha ley, manifiesta a bombo y platillo que:
“El Rey podrá comulgar
aunque firme la nueva ley
del aborto”
Cojonudo. Por mí como si lo elevan a los altares con el nombre de San Juanito Pichabrava. La Iglesia siempre tan cínica a la vez que benévola con el poder establecido, y con las corruptas monarquías que han asolado Europa a lo largo de los siglos.
Se supone que La Iglesia es la casa de Dios y
no guarida de sabandijas blasfemas y
reyes perjuros.
Más para mí no hay más Dios ni otro Rey que el que según se dice, pueda estar en los cielos. Y eso todavía está por ver. Así que fíjate el puto caso que le hago a tu puta ley y mandato, ciudadano Borbón de los cojones.
Firmado en DESDE EL INFIERNO , José Luís de Valero.
Firma, sanciona y ratifica este comentario, Ramón Paredes Esveritate. Un ciudadano libre que no se somete a la mordaza de una monarquía.
CARTA MENCIONADA
Excelentísimo Sr. Don Juan Carlos I, Rey de España
Palacio de La Zarzuela
Madrid
Majestad:
Siempre he considerado que la Monarquía podría ser un importante punto de equilibrio y reconciliación en esta España nuestra tan convulsa e irascible en no pocas etapas de su historia. Con esta idea, siempre he mirado a la Casa Real española con simpatía y afecto.
Por esta razón, fue para mí todo un honor y un privilegio formar parte de la tripulación de Iberia que le acompañó a Vd. y a la Reina Doña Sofía en su primer vuelo, ya como Reyes de España, a Roma.
La Casa Real tuvo a bien hacerme uno de los regalos más bonitos y apreciados de mí vida: una magnífica foto de SS.MM. dedicada a mi persona, como recuerdo de aquel inolvidable viaje.
Algunos años después se repitió mi suerte, y volví a tener el honor de ser designada para acompañar a Su Alteza Real, el Príncipe Felipe, a Kourou en la Guayana francesa, para el lanzamiento de nuestro primer satélite espacial, el Hispasat. De ambas ocasiones, guardo documentos, anécdotas y foto-grafías que forman parte de un valiosísimo, para mí, archivo personal.
Sin embargo, hoy, me siento en la obligación moral de devolverle esa fotografía que con tanto cariño y orgullo he atesorado, y que, desde entonces, ha presidido un lugar preeminente en mi casa. Es, ésta, una decisión tomada con no poco dolor y mucha más decepción. Pero, mi hogar no puede estar presidido por la foto de un monarca, supuestamente católico, que avala, con su sanción, una ley desmedida sobre el aborto; una ley que desampara a la mujer; que desautoriza a los padres de menores embarazadas; que desvincula de toda responsabilidad a los hombres, y eso que dicha ley sale de un Ministerio de Igualdad; en definitiva, una ley que enfrenta media España con la otra media.
Alguien podría advertirme, con acierto, de que nuestra Constitución le obliga a firmar todo lo que salga aprobado del Congreso de los Diputados. Sin embargo, de la misma forma que Vd. ha sabido encontrar hábilmente, en otras ocasiones puntuales y no tan lejanas, algunos atajos para bordear asuntos que tampoco contempla la Constitución, ya podría haber aportado, ahora, esa magnífica habilidad para evitar esta ley asesina, que ofende la sensibilidad y la dignidad de tantísimos españoles.
Si ya Vd., en una desafortunada ocasión, sentó el precedente de elogiar la gestión y personalidad de un presidente de gobierno, como el Sr. Zapatero, que demuestra querer gobernar sólo para los suyos, y que ha polarizado peligrosamente a todos los españoles, como nunca había ocurrido en democracia; si Vd. se ha permitido introducir, durante un discurso navideño, aquello de “hablando se entiende la gente”, en relación con la vergonzante y traidora negociación entre nuestro Gobierno y ETA, ¿no puede, ahora, permitirse el manifestar su desacuerdo con esta Ley del Aborto? Cuesta entenderlo, créame.
Pues bien, con todo el respeto y la humildad que salen de la opinión de una simple mujer, que como yo se siente muy orgullosa de ser española, me permito indicarle que no pierda de vista el día que un gobierno antiespañol, como el actual, ponga en su punto de mira a la Corona, porque el Sr. Zapatero ya ha demostrado que no se le oscurece nada a la hora de dar satisfacción a los suyos “como sea”. Y, entonces, no tendrá en cuenta, como eximentes, estos reveses que Vd. nos está propinando a los que hasta ahora le apoyamos.
Al final, sería muy penoso que ocurriera con la Corona de España algo parecido a lo que pasó cuando Sir Winston Churchill dijo a su oponente, Neville Chamberlain: “os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra ....... elegisteis el deshonor, y además tendréis también la guerra”.
Por todo lo aquí expuesto, le reitero mi dolorosa decepción y mi obligación moral de devolverle una foto que ya no puede tener lugar bajo mi techo.
Respetuosamente
Fdo.:
Madrid, 8 de Marzo de 2010
Esta carta fue remitida al Palacio de la Zarzuela, en la
fecha que indica al pie. Por cortesía hacia la persona
que la remitió no hago público su nombre.
Publicado por Esveritate
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